Las esponjas marinas, por extraño que parezca, son animales invertebrados, sin sistema nervioso central, órganos o extremidades. Algunos científicos afirman que se encuentran entre los seres vivos más antiguos de la tierra pues aparecieron hace aproximadamente 640 millones de años.

Se han catalogado cerca de 9000 especies de esponjas, con formas y colores muy variados. Pese a toda esa diversidad, su estructura es muy similar.

Son organismos sencillos, no tienen órganos específicos y sus cuerpos están formados por poros y canales por donde circula el agua que les permite conseguir alimento y oxígeno.

 Un oficio tradicional y sostenible

De las mil especies de esponjas que existen, solamente se consideran viables para su comercialización cinco de ellas.

Todas las esponjas que se comercializan en esta página, han sido cultivadas y recolectadas siguiendo métodos tradicionales naturales que, lejos de ser una agresión a la especie, favorecen su crecimiento y regeneración. Esto se debe a que los buceadores recolectan las esponjas dejando su propágulo (fragmento base) intacta. Una vez fuera del agua pasan por procesos de limpieza y desinfección y son revisadas por un veterinario experto asegurando lo anterior. Contamos con certificado de salud de la República Helénica que actualizamos todos los años.

La recolección de esponjas naturales es un oficio que se viene practicando desde hace cientos de años, que muchas veces se transmite de padre a hijo y que ha puesto un cuidado especial en el mantenimiento y regeneración de este producto natural.

Un poco de historia sobre el uso de las esponjas marinas

Se cree que los egipcios fueron los primeros en utilizar las esponjas marinas y que Cleopatra las tenía para el baño y para absorber el flujo menstrual. 

Los pueblos del Mediterráneo han empleado las esponjas de muchas maneras. Además de ser un producto para su higiene personal, en sus campañas militares, los romanos las usaban para beber el agua ya que una de las características de las esponjas es que absorben el liquido sin que éste se escurra; también ponían esponjas para proteger el cuerpo de las armaduras.  Otra curiosidad es que una de las pruebas de los juegos olímpicos en la antigua Roma era la recolección de esponjas.